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Trenzas maltrechas en las crines que amarramos
y las mirillas coartando los amores de rellano
y la lejía desfigurando el color de los adoquines
y las alcantarillas absorbiendo los colores desperdiciados.
y las mirillas coartando los amores de rellano
y la lejía desfigurando el color de los adoquines
y las alcantarillas absorbiendo los colores desperdiciados.
Carisma en las esquinas y en el fondo de los vasos,
lucidez en los tendederos repletos
que anuncian hogares habitados,
sospecha ante calcetines roídos
cuando ya hambre no pasamos.
sobre todo en otoño
y a veces también siempre.
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