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Una bombona de oxígeno, un bote salvavidas, un kit de supervivencia, un botiquín de primeros auxilios, un chaleco antibalas, una maniobra de reanimación cardiaca. La poesía es todo aquello que te devuelve a la vida.

Cuando aprendí braille para leer tus cicatrices (¡Ya está aquí, ya llegó!)



SE BUSCA: Reseña fotográfica del delincuente.


"Cuando aprendí braille para leer tus cicatrices" es el primer poemario de la colección Unrhymed que edita ¡tú! enCUÉNTrAME. Se trata de 20 poemas enrollados a modo de cigarrillos y presentados en una cajetilla de tabaco para que puedan ser fumados y leídos en cualquier lado. Escrito por R. Bullón Acebes (soy yo, creo), es absolutamente recomendable para tu salud y para la de los que te rodean.


El delincuente ¿nace o se hace? Se hace, nosotros le hacemos, de hecho.

CUANDO APRENDÍ BRAILLE PARA LEER TUS CICATRICES aprendí también a desafiar todas las leyes de la física. Me hice funambulista de lunes a domingo. Así averigüé que hay más distancia entre tu primer y último beso que entre cualquier antípoda, que volar es cosa de pájaros y mujeres, que tengo una rama por brazo izquierdo donde dejo que se posen el amor y las letras, que el viento es el único que sabe de lo que habla. Que, para bien o para mal, o escribo como beso o no escribo. Que existe tanta poesía como metros cúbicos de aire puedas abrazar.

Es un objeto peligroso y va armado.

RAQUEL BULLÓN ACEBES (Madrid, 1983). Me gusta el zumo de naranja, mirar por la ventana y los pingüinos. Tengo un reloj de pulsera parado a las cinco de la tarde y los calcetines de diferente color. Siempre llevo el móvil en silencio y el corazón a todo volumen. Entiendo la poesía como salir al recreo, mancharse de chocolate o andar descalza.



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